domingo, 6 de diciembre de 2009

introducción

"En México, donde una sola empresa de televisión acapara el 70 por ciento de la audiencia, la expresión cinematográfica reviste, además de la económica, una tremenda responsabilidad social. El cine es hoy uno de los pocos espacios de cultura masiva que no están sometidos al control monopólico de la televisión; uno de los pocos espacios de expresión social y artística de una sociedad que todos los días ve amenazada la pluralidad de sus opiniones y la diversidad de sus expresiones culturales. En todo el mundo la lucha por garantizar la diversidad cultural es encarnizada, aquí, en nuestro país, es además precaria: la insensibilidad del gobierno, de las autoridades hacendarias y de las televisoras, provoca un genocidio cultural que mantiene inerme a nuestro público frente al avasallante poder mercadológico y empresarial de la cinematografía estadounidense y otras marcas de renombre. Las reglas del libre mercado lo único que han garantizado en este caso es la libertad del pez grande para comerse al chico. Vivimos en momentos decisivos y nuestra sobrevivencia no depende solamente de la generación de riqueza económica [...] los beneficios del comercio son inútiles si no van de la mano con el desarrollo educativo y cultural que garantice una convivencia social basada en valores democráticos, de justicia, tolerancia y respeto por el otro. Por ejemplo, en México, país de impunidad y monopolio son notorios los estragos que han causado las políticas de gobierno que sólo favorecen el negocio privado y que a cambio bloquean el fortalecimiento de la moral pública, el desarrollo de proyectos educativos y el acceso a la cultura. La desintegración social, la delincuencia organizada, el auge del narcotráfico y la corrupción policíaca, son síntomas de nuestra crisis moral, educativa y cultural. Hoy genera más perspectivas de desarrollo humano el crimen organizado que una carrera universitaria o artística. El acceso a la educación y a la cultura en toda su diversidad, son fundamentales para revertir esta crisis, son fundamentales en la formación de sujetos libres, tolerantes, respetuosos del otro; son esenciales en el desarrollo de ciudadanos verdaderamente informados y con capacidad propia para decidir y discernir".


Este discurso, pronunciado por el actor Daniel Giménez Cacho durante la entrega del reconocimiento Luis Buñuel, nos sirve como pretexto para abrir este espacio, con nuestra libertad de expresión y la de ustedes.

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